LA OFERTA ENGAÑOSA
«Para el que sea dichoso».
—Así en la puerta de un jardín hermoso
Escrito se leía.
—«Para mí
entonces», murmuró contento
Un pasajero al verlo; y al momento
Al dueño del jardín sus pasos guía.
—«Señor, le dijo alegre, aquí está el hombre
Contento de su suerte; y por lo tanto
A deciros mi nombre
Y a ocupar mi finquilla me adelanto».
—«No hay caso, amigo, contestó el ladino
Ofrecedor; no tiene usted derecho;
Pues no es feliz yo opino,
Quien no está con lo suyo satisfecho.
Conque... vuélvase usted por donde vino».
Rafael Pombo