SU IMAGEN
Si velo, lloro por mi amante virgen,
Y más la quiero mientras más la lloro;
Pero si duermo, su bendita imagen
Seca mi llanto.
Sueño en mi dicha, pues que verla es sueño;
¡Oh, si la viera cual la sueño amante!
Mas ¡ay! tal vez la que idolatra entonces
Pérfida olvida.
Si ella me olvida, si mi fe me engaña,
Si es menos cruel que su verdad su sombra,
Guárdala lejos, realidad temida,
Dámela ¡oh sueño!
Dámela, ¡oh sueño! cariñosa y dulce,
Cual su constante soñador, constante.
Su sombra sola vale más que un mundo
De ángeles vivos.
Nueva York, agosto 11: 1856.
Rafael Pombo