BOLÍVAR EN EL CHIMBORAZO 1825
«Hasta el mismo español, a pesar de su sed de guerra
y de oro, olvida a Pizarro para aplaudir a Bolívar.»
Byron
A Víctor M. Rendón
Ya el grupo de victorias, de Atlántico a Pacífico,
bate las alas de carmín;
y el grupo de Naciones, en un valor magnífico,
sigue al Egregio Paladín.
Mar Caribe, Orinoco, Amazonas de mito,
Ecuador flamante y azur,
vieron pasar al Héroe que, ansioso de infinito,
su caballo endereza al Sur.
Un cóndor de los Andes, desde cumbre sin nombre,
oyó tropel en su confín:
¿Quién osaba? Se tuvo. Reconocía al hombre.
de Carabobo y de Junín.
Y cuando el Chimborazo, prepotente y erguido,
bañado en célico esplendor,
miró al Émulo en torno, dio un tremendo rugido…
Rugía de envidia y dolor.
París, 1908
Rufino Blanco Fombona