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DOMINIO
Con tu palabra última
—adiós—
anoche encadenaste
la noche a tu silencio.
Aunque el rayo de sol
en los ojos me hiera
con su ciega evidencia,
la noche limpia y pura
tal como anoche era
tu silencio conserva.
Y no se irá a su nada,
secreta, ultraterrena,
hasta que tú, con la primer palabra
de tus labios de hoy
—adiós— crees el día.
Pedro Salinas, 1923