GRANITOS DE ARENA
VIII
Un oscuro dolor de auroras rotas,
cavernas de ternuras artesianas,
laberintos de orientes apagados,
relámpagos de nítidas sonatas,
caracolas que ungieron su recinto
con un beso de vivas porcelanas,
piesecitos descalzos de moluscos
que del amor cruzaron la enramada,
encendiendo la hoguera del deseo
bajo la luna llena de las aguas,
combates de los celos irisados
y torpe parpadeo de las valvas
que abrieron la sorpresa de sus luces
y cerraron sus dientes de tenaza;
toda la dulce fauna que al instinto
dejó sepulta en sus rosadas playas
al huir hacia los fondos de los mares
en brazos de una líquida esmeralda,
ya en fósiles y piedra convertida,
reposa de la arena en las entrañas.
Pedro García Cabrera