TU MÁXIMA AMENAZA
Sí, el viento es tu enemigo.
¡Cómo no lo conoces! En sus manos
—rumor de luna, de silencio y agua—
trae otros rumbos que hurtarán el tuyo.
Si acaso lo presientes en sus rizos
refuerza con tus bíceps las entradas
de las ocultas sienes del olvido,
y pon de santo y seña en tus laderas
la aleonada idea de ese «nunca»
de que estás hecha tú: tu yo indomable,
hecho de un duro corazón sin llanto,
venas de lava y pies de desafío.
Pedro García Cabrera