LOS ABUSOS
Al señor DON JOSÉ MUSSO Y VALIENTE
De política no hablemos.
Allá en sus altas regiones
Ventilen esas cuestiones
Los areópagos supremos,
Y plegue a Dios que las sillas
De Moscoso y Barrio Ayuso
Purguen al fin las Castillas
De tanto abuso.
Mas aunque un día su sala
Nos retire el Ser eterno
Y diga: «Tenga gobierno
La desventurada España»,
Al alcance de las leyes
Se ha de escapar, caro Musso,
Y al imperio de los reyes
Más de un abuso.
Y más de mil. Unos son
Cosecha de este país,
Y otros vienen de París,
de Roma, o de London.
De todos no haré pintura;
Que no quiero ser difuso,
Porque escribir sin mesura
Es un abuso.
Que no pueda un ciudadano
Sin ser mal visto en la Corte
Dar a su dulce consorte
En la escalera la mano,
Y venga muy satisfecho
Algún galancete intruso
A usurparle este derecho,
Es otro abuso.
Que aquí llamen elocuente
Al que charle por los codos
Y la historia de los godos
En cada sesión nos cuente,
Y las páginas de Francia,
Y las costumbres del ruso,
Y las glorias de Numancia,
Es un abuso.
Que la amable Micaela
Envíe esquelas sin tasa,
Aunque no quepa en la casa
Su crecida clientela,
Y sin haberse sentado
Salga a la calle contuso
El infeliz convidado,
Es otro abuso.
Esa cohorte de aleves
Poetastros Jeremías
Que salmodiando elegías
Me licean cada jueves,
Y abrir me harán una noche
Mi paraguas contra el uso,
¡Tal lloran a troche y moche!...,
Es un abuso.
Que relinche un animal
En el aria, que destruye,
Y suene cuando concluye
Palmoteo universal,
Cuando muy en hora mala
Avergonzado y confuso
Debe salir de la sala,
Es otro abuso.
Del público la sentencia
No seré yo quien resista.
Si me aplaude, Dios le asista;
Y si me silba, paciencia;
Mas que censure mi drama
Un curial torpe y obtuso
Que de milagro no brama,
Es un abuso.
Que don Blas el anticuario
Dado a sucias baratijas
Deje sin pan a sus hijas
Por hacer un monetario,
Y al de su mujer, que es guapa,
Prefiera el gesto de Druso
O el reverso de algún Papa,
Es otro abuso.
Que más de un espectador
Cuando una gracia resuena
Que el actor dice en la escena
Oyendo al apuntador,
Se la atribuya al farsante,
No al autor que la compuso;
Esto aquí y en Alicante
Es un abuso.
Y es abuso peligroso
La gracia de doña Flor,
Aunque es abuso mayor
La paciencia de su esposo;
Y aunque inocente, que al fin
El cielo así lo dispuso,
La nariz de don Joaquín
Es un abuso.
Y abuso es tener salud
Tanto bribón, tanto idiota,
Y que baile la gavota
Quien raya en la senectud;...
Y para acabar mi rima
Digo que en Madrid, incluso
El empedrado y el clima,
Todo es abuso.
Manuel Bretón de los Herreros