HACIA UN SABER SOBRE EL ALMA
Y así me he ido quedando a la orilla.
Abandonada de la palabra,
llorando interminablemente como si del mar
subiera el llanto, sin más signo
de vida que el latir del corazón y el palpitar
del tiempo en mis sienes,
en la indestructible noche de la vida.
Noche yo misma.
María Zambrano