LA TRASFIGURACIÓN
Siento tu cuerpo entero junto al mío;
tu carne
es
como un ascua,
fresca e imprescindible
que está fluyendo hacia
mi cuerpo, por un puente
de miel lenta y silábica.
Hay un solo momento en que se junta
el cuerpo con el alma,
y se sienten recíprocos,
y viven
su trasfiguración,
y se adelantan
el uno al otro en una misma entrega,
desde su mismo origen deseada.
Siento tus labios en mis labios, siento
tu piel desnuda y ávida,
y siento,
¡al fin!
esa frescura súbita
como una llamarada
de eternidad, en que la carne deja
de serlo y se desata,
se dispersa en el vuelo,
y va cayendo
en la tierra sonámbula
de tu cuerpo que cede interminable-
mente cediendo,
hasta
que el vuelo acaba y ya la carne queda
quieta, milagreada,
y me devuelve al cuerpo,
y todo ha sido
un pasmo, un rebrillar y luego nada.
Luis Rosales
La versión que de José Paulino Ayuso trae estas modificaciones:
Verso 16
desde su mismo origen deseada.
por
en una misma luz recién casada.
Versos 18 a 21
tu piel desnuda y ávida, y siento, ¡al fin! esa frescura súbita
por
que estás desnuda y blanca,
y siento al fin esa frescura súbita
Verso 28
de tu cuerpo que cede interminable
por
de tu carne que cede interminable
Verso 31
que el vuelo acaba y ya la carne queda
por
que todo ha terminado, y se reúne
Verso 33
y me devuelve al cuerpo,
por
devolviéndome el cuerpo