DESPEDIDA
Otra vez por mi suerte inhumana
Una bella esperanza pierdo
y en el alma clavado un recuerdo
Bella virgen me alejo de ti.
Sabrá pronto tu nombre y tus gracias
De los mares remotos la onda:
Cuando el sol en su ocaso se esconda
¡Ay, Amalia, suspira por mí!
Yo no llevo de ti dentro el alma
Ni una dulce palabra siquiera,
Para un día en la roca extranjera
Escribirla llorando a su pie.
Que es el último instante de vernos
El primero también en que digo
¡Ay, Amalia! Yo dejo contigo
La más bella mujer que adoré!!
Río Janeiro, Setiembre de 1844.
José Mármol