EL FILÓSOFO Y EL BÚHO
Por decir sin temor la verdad pura
Un filósofo echado de su asilo,
De ciudad en ciudad andaba errante
Detestado de todos y proscripto.
Un día que sus desgracias lamentaba
Un búho vio pasar, que perseguido
Iba de muchas aves que gritaban:
«Ése es un gran malvado, es un impío,
Su maldad es preciso castigarla,
Quitémosle las plumas así vivo».
Esto decían, y todos le picaban.
En vano el pobre pájaro afligido
Con muy buenas razones procuraba
De su pésimo intento disuadirlos.
Entonces nuestro sabio, que ya estaba
Del infelice búho compadecido,
A la tropa enemiga puso en fuga
Y al pájaro nocturno dijo: —«Amigo,
¿Por qué motivo destrozarte quiere
Esa bárbara tropa de enemigos?»
—«Nada les hice, —el ave le responde—;
El ver claro de noche es mi delito».
(1813)
José María Heredia