V
Lóbrego, en alta noche, a paso lento
regresa un toro por la pampa umbría
y, husmeando el mustio pajonal, confía
vagos mugidos al miedoso viento.
Torvo, bajo el moriche corpulento
afilando las astas, extravía;
y al fin en la estrellada lejanía,
surge como borroso monumento.
Absorto en las ilímites sabanas,
mira radiar las pléyades cercanas
sobre las sienes del palmar suspenso...
Después, hondo bramido de amargura,
brusco silencio en la majada oscura,
temblor de estrellas en el orbe inmenso!
José Eustasio Rivera