XV
Sordo vuelo de abejas resplandece en la copa
del follaje, agobiado por el boa sombrío;
y meciendo las ramas, con procaz vocerío
se desbandan los monos en elástica tropa.
De la fértil mimbrera que los lindes arropa
gruesos gajos desgránanse cual sonoro rocío;
y en su busca, saliendo de las quiebras del río,
gruñidora manada por la selva galopa.
Coruscantes los ojos y la cola rastrera,
un jaguar convulsivo tras los troncos espera
replegando los nervios de la zarpa brillante;
y con súbito golpe, bajo el salto violento,
hace presa, y al trueno del rugido triunfante
corre sobre los montes hondo estremecimiento.
José Eustasio Rivera