HESPERIA
¡Lámparas de la abadía!...
¡Cómo me siguen con murientes ojos!
con las cruces azules
y pensamientos rojos.
En la bóveda han llorado;
la ventura se pierde en el vacío...
¡Háblame, Hesperia!
oigo tu aliento frío.
Las lámparas me miran
otra vez; en el templo hay una fosa
que los chispeantes ojos
señalan, tenebrosa.
El motete callado
anuncia en el crucero noche yerta.
¡Oh, amor ensueño!
¡Oh, la pregunta muerta!
José María Eguren