TRADUCCIÓN DE JOSÉ-MARIA DE HEREDIA
ANTONIO Y CLEOPATRA
Ambos, en la terraza, miraban bajo urente
Y sofocante cielo, el Egipto dormido,
Y atravesando el Delta, el Nilo en dos partido
Que a Sais y a Bubaste desliza su corriente.
Y el Romano sentía, bajo el peto luciente,
Ya cautivo soldado, en un sueño abstraído,
Sobre él plegarse, y luego caer desfallecido
El cuerpo que a su seno juntaba abrazo ardiente.
Entre el bruno cabello, su rostro fatigado
Volvió a él, de invencibles perfumes embriagado,
Y le tendió los labios y los ojos serenos;
Y reclinado en ella, Antonio, a quien subyuga
El amor, en sus ojos de puntos de oro llenos,
Vio todo un mar inmenso con galeras en fuga.
Ismael Enrique Arciniegas