XVII
Venganza fue de amor, flechada en vano,
ese atrevido y castigado fuego
donde, más que deidad, mostró ser ciego,
cuando tu agravio le fió a tu mano.
Un elemento es enemigo humano
para mover a un sol desasosiego.
Ruegue, no abrase, amor, que sólo el ruego
nació para vencer lo soberano.
Ya no peligras, Celia, en la violencia
del fuego, ni de amor temes venganza,
porque tu nieve o tu rigor le excede.
Siempre es edad del flaco la experiencia;
ya que poder se deja a la esperanza,
¿si sabe Celia lo que amor no puede?
Gabriel Bocángel