EN VOZ BAJA
Verdad; en el silencio nocturno, en la fiereza
del mar que brama y tiembla, en el fulgor que viste
de oro los crepúsculos, en todo lo que existe
he oído muchas veces tu voz, naturaleza.
Algo de ti murmura la alígera presteza
de las nubes que pasan... Mas súbito resiste
tu amor a mis antojos, y entonces quedo trsite
con una inacabable y medrosa tristeza.
Te sigo y te me escapas; te adoro y es en vano.
Hermética me escondes la clave del arcano
y dejas con sus ansias el corazón inquieto.
¿Cuámdo será la hora que trémulo ambicioso
en que, rendida amante, con lánguido abandono
me digas en voz baja tu divino secreto?
Enrique González Martínez