LA FUGA DEL CENTAURO
El centauro Critón, en la carrera
de la vencida y humillada tropa,
retrasado quedó, pero galopa
por alcanzar oculta madriguera.
Detiénese de pronto: en la pradera,
de alto laurel bajo la verde copa,
una ninfa se baña, sin más ropa
que su larga y luciente cabellera.
El rumbo tuerce el fugitivo (¡pudo
más el amor que el riesgo!) y al desnudo
cuerpo de la beldad corre derecho;
Mas cuando sueña en su botín gallardo,
de Hércules triunfador vibrante dardo
los aires surca y le traspasa el pecho.
Enrique González Martínez