LOS OCIOS GANADOS
En este día de septiembre en Elca
nada ha pasado, salvo el tiempo de oro
que fallece apacible con la tarde.
Poblado con las sombras más queridas
he ocupado mis sueños frente al mar,
y era un olor de rosas, y un tumulto,
los negros aposentos de mis ojos.
Con tanta levedad, como es su olor,
cayeron dulcemente los jazmines.
Y en este día del septiembre lento
todo es ganado, salvo que he perdido
un día de mi vida para siempre.
Algo ocurrió de extraño, al mediodía:
un estruendo de alas, y un silencio.
A un tiempo seis palomas, las seis blancas,
hirieron de belleza una palmera.
Sólo queda esperar a que la noche
más bella la haga aún, herida de astros.
Francisco Brines